Acta de Legitimidad

El hombre, animal racional y político, solo puede alcanzar su libertad y su perfección si le ayudan a ello las buenas leyes, dicho de otra manera, por leyes conformes a la ley natural o « ley de la recta razón ». Por lo tanto, solo un Estado fundado institucionalmente en al menos el primero de los siguientes niveles presenta una legitimidad positiva. Son, en orden ascendente, los siguientes :

1^er nivel : Reconocimiento de la ley natural como modelo de leyes, con el consiguiente reconocimiento del derecho natural de todo hombre a vivir según esta ley. Este nivel es accesible a la sola razón a través de la simple observación ¹El primer nivel es accesible a aquellos que constatan la existencia de leyes de buen comportamiento humano, esas leyes que hacen que un hombre bueno sea reconocido como tal en todos los pueblos..

2º nivel : Reconocimiento del origen divino de la ley natural. De hecho, ¿ existe una ley sin un legislador ? La consecuencia es el reconocimiento del derecho divino a vivir según esta ley. Este nivel solo es accesible a la razón ²El segundo nivel lo comparten los que creen en un Dios creador..

3^er nivel : Reconocimiento de Jesucristo como Rey de reyes, Verbo de Dios, único Dios hecho hombre y modelo de rey servidor de todos. Este nivel es accesible para aquellos que tienen fe en la Revelación de Jesucristo. La consecuencia católica es el reconocimiento, por parte de la autoridad política-católica, de la Iglesia como sociedad sobrenatural instituida por Jesucristo para conducir las almas a Dios ³El tercer nivel es, en su primera parte, común a los cristianos. La segunda parte de este nivel corresponde al modelo de sociedad tradicional católica..

Las monarquías tradicionales se esfuerzan al menos en respetar la ley natural. Al reconocer a sus sujetos el derecho natural de ser gobernados y de vivir según esta ley trascendente, el poder político se convierte en autoridad : permite a cada uno realizar su naturaleza según sus talentos, crecer en virtud y, por tanto, en dignidad. Los reyes que establecen la justicia de esta manera obtienen de sus pueblos no solo la obediencia libre, sino aún más, su amor. Los tres niveles de legitimidad son, por tanto, incompatibles con los sistemas de pensamiento que promueven la autonomía del hombre, su emancipación frente a cualquier ley de la que él no sea su autor.

Un gobierno, incluso el más malo e injusto, debe ser, sin embargo, tolerado si su derrocamiento presenta para la sociedad un riesgo significativo de hundirse en la anarquía, que es la versión generalizada de la ley del más fuerte en la escala más pequeña. Pero tolerar no es la aceptar y trataremos de establecer, lo antes posible, un gobierno legítimo.

El proyecto de el Acta de la Legitimidad – o Vexilla Regis Prodeunt (los estandartes del Rey avanzan) – se dirige a todos los países, para que cada uno recupere, con un gobierno legítimo, las libertades y el honor.